Opinión

Un brindis contra el genocidio

Más de 1 año después de que se empezara a retransmitir este genocidio, en esta época festiva, lo único que como personas de a pie podemos seguir haciendo es brindar por la paz, desear que acabe esta matanza y demostrar que todavía hay fe y esperanza en la raza humana.

GETAFE/ 20 DICIEMBRE 2024.- En estas fechas tan señaladas siempre tendemos a echar la vista atrás y hacer balance de lo acontecido a lo largo del año. Solemos pensar en aquello que hemos hecho y en lo que no hemos podido hacer. Para bien o para mal, es la forma que las personas tenemos para evaluar nuestros éxitos o fracasos. En esta época navideña, donde nos inunda un sobrecogedor sentimiento de solidaridad, enarbolamos la bandera de la paz e irradiamos amor consumista por todos nuestros poros, debemos determinar nuestro estrepitoso e incontestable fracaso como ser humano. Estamos siendo testigos en vivo y en directo, en pleno siglo XIX, de una masacre por la cual las generaciones futuras nos mirarán con vergüenza y asombro.

429 – a fecha de este escrito – son los días que el pueblo palestino lleva sufriendo la ofensiva israelí desde que Netanyahu decidiese atacarles con toda su fuerza y sus efectivos, sin ningún tipo de miramientos. Es un número escalofriante pero aún hay otros que son todavía más aterradores: más de 43.500 personas asesinadas – el 70% mujeres y menores. Sin embargo, no sería de rigor ceñirnos solamente a lo ocurrido en estos 14 meses ya que eso sería obviar los 76 años de terror que el pueblo palestino lleva sufriendo. Desde que tuvo lugar la Nakba en 1948, son más de 5,9 millones de palestinos y palestinas exiliadas y refugiadas en la Franja de Gaza, Cisjordania, Líbano, Jordania y Siria.  

Atrás quedan ya, o debería ser así, el discurso ultra neoliberal de que protestar contra el genocidio que está perpetrando Israel es alentar el terrorismo de Hamás o actitudes antisemitas. Afortunadamente, son múltiples las manifestaciones y acciones en apoyo al pueblo palestino. Como de costumbre, primero se posicionó la ciudadanía, exigiendo a sus gobernantes tomar todas las medidas a su alcance para detener esta barbarie (romper relaciones diplomáticas con Israel, parar todo tipo de comercio armamentístico, boicotear productos de origen israelí, etc.).  Pasados meses, y en vista del horror que día a día veíamos por televisión, varios países fueron condenando, algunos de forma contundente y otros con “peros”, los actos que las fuerzas militares de Netanyahu estaban cometiendo.

Hoy día, aunque la Corte Internacional de Justicia ha dictaminado que la ocupación de Israel es ilegal y la Corte Penal Internacional ha ordenado la detención de Benjamín Netanyahu por crímenes de guerra y lesa humanidad, la crueldad y ferocidad del conflicto sigue en marcha, llevándose por delante decenas de vidas cada día. Es difícil negar que lo que se pretende es el exterminio de una parte de la sociedad, siendo objetivos militares hospitales, colegios, mercados y demás sitios civiles, sin olvidarnos de los casi 200 periodistas asesinados y asesinadas. Más de 1 año después de que se empezara a retransmitir este genocidio, en esta época festiva, lo único que como personas de a pie podemos seguir haciendo es brindar por la paz, desear que acabe esta matanza y demostrar que todavía hay fe y esperanza en la raza humana.

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