La concentración de riqueza en España alcanza niveles sin precedentes
Los grandes patrimonios siguen creciendo mientras la desigualdad económica se profundiza
GETAFE/08 MARZO 2025.- La brecha entre los más ricos y el resto de la sociedad española continúa ampliándose a un ritmo alarmante. Según los últimos datos publicados por la revista Forbes, España cuenta actualmente con 46 milmillonarios que acumulan un patrimonio conjunto de 219.000 millones de euros, casi el doble de lo que poseían hace una década. Esta acumulación de riqueza se refleja en una desigualdad cada vez más pronunciada dentro del país.
El 1% más rico de la población, unas 384.000 personas, concentra ya el 24% de la riqueza total, una cifra que se ha duplicado desde principios de siglo. Pero dentro de esta élite económica, hay un grupo aún más exclusivo y poderoso: el 0,001% más rico, compuesto por apenas 382 personas, que posee tanto capital como los 15 millones de adultos con menos recursos en España. En promedio, cada uno de ellos acumula 600 millones de euros, una cifra seis veces mayor que en 1995.
Este crecimiento desproporcionado de las grandes fortunas ha ensanchado la brecha entre los más privilegiados y el resto de la población. Hace treinta años, los miembros del 0,001% más rico eran 2.000 veces más adinerados que una persona con un patrimonio medio; hoy, esa diferencia ha aumentado hasta 6.500 veces. Incluso dentro del 1% más acaudalado, la desigualdad es abrumadora: la cúspide de la pirámide económica posee en promedio 600 millones de euros.
Un caso emblemático de esta concentración de riqueza es el de Amancio Ortega, fundador de Inditex y la persona más rica de España, quien ocupa el puesto número 13 en la lista de multimillonarios a nivel mundial. Para ilustrar la magnitud de su fortuna: si Ortega gastara un millón de euros al día sin generar nuevos ingresos, tardaría 329 años en agotar su patrimonio.
Mientras tanto, la mayoría de los españoles enfrenta un contexto de creciente desigualdad, con dificultades para acceder a una vivienda digna, salarios estancados y una inflación que erosiona su poder adquisitivo. La concentración de riqueza en manos de unos pocos plantea un desafío cada vez mayor para la cohesión social y económica del país, generando un debate urgente sobre la necesidad de políticas redistributivas más eficaces y justas.