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Getafe celebra el Día del Consumo Responsable con un mensaje claro: “No hacemos cosas especiales, hacemos las cosas bien”

La jornada organizada por BIOLIBERE en el Centro Cultural de la Alhóndiga reunió a vecinos y productores como Inma de Panakos, panadera biológica, para reflexionar sobre la agroecología, el comercio de cercanía y la construcción de barrio.

GETAFE/17 MARZO 2025.- Ayer, 15 de marzo, el Centro Cívico de la Alhóndiga fue escenario de una cita muy especial: la celebración del Día del Consumo Responsable, organizada por la cooperativa BIOLIBERE. El encuentro buscaba algo más que divulgar ideas sobre ecología: pretendía conectar a vecinas y vecinos de Getafe con quienes producen alimentos de forma responsable, cercana y coherente con una vida más saludable y sostenible.

Entre las voces protagonistas de la jornada estuvo la de Inma, alma y manos detrás de Panakos, un pequeño obrador de pan biológico que funciona desde el sótano de su casa en Getafe. “Panakos soy yo, es un proyecto unipersonal. Yo produzco lo que me piden y lo entrego directamente a las consumidoras, vecinas y grupos de consumo del entorno”, explicó Inma durante la mesa-coloquio.

Con una trayectoria que comenzó hace más de 15 años, cuando aún trabajaba como técnica en telecomunicaciones, Inma decidió dejar atrás el estrés y abrazar una forma de vida más coherente con sus valores. “Empecé colaborando en La Garbancita Ecológica, una cooperativa de consumo, y poco a poco me enamoré del pan, algo que además llevo en la sangre: vengo de familia de molineros y panaderos”.

El pan de Panakos no es «especial», insiste ella, sino simplemente lo que el pan siempre fue: harina molida a la piedra, fermentaciones largas, masa madre, sin aditivos. “Lo que pasa es que ahora, con la industria, a cualquier cosa se le llama pan. Lo mío parece especial, pero en realidad es lo normal: pan que alimenta, que dura, que cuida tu salud”, denunció.

La conversación no se quedó en lo técnico. Inma y el resto de participantes pusieron el foco en la importancia de construir barrio a través del consumo consciente. “No quiero tener que irme a un Carrefour a comprar pan con sello verde. Quiero bajar a la calle y encontrar una panadería, una frutería, una ferretería… espacios donde nos conocemos, donde nos vemos la cara”, dijo, reivindicando el papel vital del pequeño comercio para sostener la vida en los barrios.

La jornada también sirvió para reflexionar sobre los riesgos de la «convencionalización» del producto ecológico, es decir, cómo grandes empresas están apropiándose del mercado verde solo por rentabilidad, vaciando de contenido transformador estas prácticas.

“El problema no es hacer pan ecológico, el problema es que ese pan lo vendan en las mismas estanterías que los panes industriales, con más de 100 aditivos permitidos”, alertó Inma. Y añadió con claridad: “A quienes producimos de forma limpia nos obligan a pagar un sello para demostrarlo. ¿Por qué no ponen un sello con una calavera a los que no lo hacen bien?”.

En tiempos donde las periferias como Getafe luchan por mantener su identidad, su comercio local y su tejido social, iniciativas como esta suponen un respiro y un recordatorio de que otro modelo es posible. “Desde aquí también construimos tejido, y lo hacemos con orgullo”, concluyó Inma.

Una jornada que no solo alimentó el cuerpo con productos sanos, sino también el alma con discursos honestos y esperanzadores. Porque consumir bien no es un lujo: es un derecho… y una responsabilidad compartida.

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