Estudiantes de la UC3M se manifiestan en Getafe contra la reforma educativa de Ayuso
La protesta llega en medio de una ola de movilizaciones en universidades madrileñas por la «infrafinanciación» y los recortes en la educación pública
GETAFE/11 ABRIL 2025.- Este miércoles, alrededor de un centenar de estudiantes de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) se manifestaron por el campus de Getafe en una jornada de protesta contra el proyecto de ley de la Comunidad de Madrid, encabezado por Isabel Díaz Ayuso, que amenaza con recortar aún más los recursos destinados a la educación superior pública. La concentración fue convocada por la plataforma «UC3M por la Pública», y su lema principal fue claro: «Contra la privatización, la represión y los recortes». Los estudiantes exigen una mayor inversión en la universidad pública y se oponen a las políticas que, según ellos, favorecen a las universidades privadas en detrimento de las públicas.
La protesta de los estudiantes de la UC3M se produce tan solo unas horas después de que un grupo de alumnos y docentes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) se encerraran en la facultad de Matemáticas en protesta por lo que consideran «infrafinanciación» por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Este encierro se enmarca dentro de una serie de movilizaciones que han ido ganando fuerza en las últimas semanas, reflejando el malestar de la comunidad universitaria frente a las políticas de austeridad y recortes presupuestarios que afectan gravemente a las universidades públicas de la región.
El motivo principal de la protesta en la UC3M es la reforma impulsada por el Gobierno regional que, de ser aprobada, reducirá aún más los fondos públicos destinados a las universidades. Según el proyecto de ley, los fondos públicos solo cubrirían el 70% de las necesidades de las universidades, lo que incrementaría la dependencia de estas instituciones de las fuentes privadas de financiación. Esta situación ha provocado la preocupación de los rectores de las universidades públicas de Madrid, que denuncian la «asfixia económica» que padecen debido a las restricciones presupuestarias impuestas por el Ejecutivo de Ayuso.
Los estudiantes de la UC3M temen que la ley que se está tramitando acentúe la privatización del sistema universitario, reduciendo la calidad de la educación pública y poniendo en riesgo el acceso de los estudiantes con menos recursos a la universidad. Además, afirman que la reforma precarizaría aún más las condiciones laborales de los docentes y el personal administrativo, mientras se favorecen las universidades privadas, que han experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, especialmente en Madrid, donde no se ha inaugurado ningún nuevo campus público en varias décadas.
A lo largo de la manifestación, los estudiantes portaron pancartas y corearon consignas en contra de la política educativa de la presidenta madrileña. «No a la privatización de la educación», «Más inversión para lo público», y «Ayuso, escucha, nuestra lucha es justa», fueron algunas de las frases que resonaron en el campus de Getafe, en un ambiente de gran tensión política.
Por su parte, Isabel Díaz Ayuso no tardó en responder a las movilizaciones, criticando el decreto preparado por el Gobierno central que busca exigir mayores responsabilidades a las universidades privadas, una medida que, según la presidenta, limita la libertad de las instituciones privadas y fomenta una «ideología uniformada». Ayuso también ha arremetido contra los rectores públicos, acusándolos de utilizar las protestas como un medio para presionar al Gobierno regional y conseguir más financiación pública.
El debate sobre el futuro de las universidades públicas en Madrid está lejos de resolverse, y las movilizaciones estudiantiles parecen ser solo la punta del iceberg de un conflicto que podría intensificarse a medida que se acerquen nuevas fechas clave para la tramitación de la ley. Sin embargo, lo que está claro es que la comunidad universitaria se mantiene firme en su lucha por la educación pública, y que las protestas en las calles seguirán siendo un termómetro del descontento con las políticas educativas del Gobierno de la Comunidad de Madrid.