Las UAUs: el pilar silencioso de la Atención Primaria en Getafe
El personal administrativo de los centros de salud enfrenta una carga laboral creciente y el descontento generalizado, mientras resuelve las grietas de un sistema saturado.
GETAFE/ 19 DICIEMBRE 2024.- En los centros de salud de Getafe y del resto de la Comunidad de Madrid, mucho se habla de la presión que sufren médicos y enfermeras, sobrecargados por agendas interminables y una falta crónica de personal. Sin embargo, hay un colectivo silencioso que también soporta el peso de la crisis en la Atención Primaria: las Unidades de Atención al Usuario (UAUs), formadas por auxiliares administrativos y celadores, se han convertido en una barrera de contención para evitar el colapso total del sistema.
Desde estas unidades, el día a día se convierte en una lucha constante contra la improvisación y las carencias estructurales. La gestión de citas, una tarea aparentemente rutinaria, es un rompecabezas diario: turnos deslizantes, ausencias sin cubrir, suplencias inesperadas y agendas que deben rehacerse constantemente. Cada cambio implica horas de trabajo adicional para reorganizar a los pacientes, contactar con ellos y enfrentarse a la frustración de quienes llevan días esperando.
“Nos encontramos con pacientes que no entienden por qué no hay citas, médicos que se saturan porque sus agendas están llenas y suplencias que se cancelan a última hora. Todo esto recae directamente sobre nosotras”, explican trabajadoras de las UAUs.
Las agendas de pediatría, por ejemplo, se vuelven un desafío especial cuando las revisiones del niño sano, cruciales para su desarrollo, no pueden programarse en los tiempos adecuados. “A veces no hay huecos disponibles y tenemos que buscar soluciones creativas, como citar en espacios dispares para no posponer revisiones importantes. Pero siempre hay alguien descontento, sea un profesional o un paciente”.
La sobrecarga no ocurre en silencio. El mostrador, que debería ser un espacio de atención tranquila, se transforma en un campo de batalla de llamadas, reclamaciones y emergencias imprevistas. Todo esto mientras se atiende a pacientes que llegan con problemas administrativos complejos, como la regularización de tarjetas sanitarias, un proceso lleno de lagunas legales y burocráticas.
Además, el personal administrativo se enfrenta a las consecuencias directas de la falta de planificación. “A veces el día comienza sin saber si tendremos médico o enfermera. Tenemos que rehacer agendas, reubicar pacientes y explicarles situaciones que ni siquiera nosotras entendemos del todo porque nos enteramos a última hora”.
En medio de esta realidad, las UAUs son una pieza clave para mantener el sistema funcionando. Su trabajo, a menudo invisibilizado, permite que las consultas sigan adelante pese a las adversidades. Pero, al igual que los sanitarios, están al límite.
“Entendemos la presión de médicos y enfermeras, pero queremos que también se valore nuestro esfuerzo. Todos somos parte de este sistema y, aunque trabajemos desde la sombra, el peso de los problemas nos afecta igual que a ellos”, concluyen.
El relato de las UAUs es un recordatorio de que la Atención Primaria no puede sostenerse solo sobre los hombros de los médicos. Mientras no se solucionen los problemas estructurales del sistema, el esfuerzo conjunto de todos los colectivos será la única barrera que impida su colapso total.